miércoles, 27 de octubre de 2010

MAS SOBRE MARIO VARGAS LLOSA

MÁS SOBRE MARIO VARGAS LLOSA
Por Tomás Borge
Escribí un artículo sobre Mario Vargas Llosa y lo consulté con Marcela Pérez Silva a quien respeto y admiro por su honestidad y talento. Peruana, al fin, no estuvo de acuerdo con las críticas al novelista. Para los peruanos Vargas Llosa es tan sagrado como el himno nacional.
 Los revolucionarios peruanos -casi todos los peruanos- están orgullosos. Pregúntenselo al excelente poeta Arturo Corcuera o al hombre de bien, César Lévano, director del prestigiado diario “La Primera”, quienes, en esencia, han escrito panegíricos sobre el extraordinario escritor con suavísimos señalamientos críticos. Si ahora se lo propusiera Vargas Llosa sería presidente del Perú con la incertidumbre y el riesgo inevitable sobre sus relaciones con los países del Alba. Incluso a mí se me alegró el oído al escuchar la noticia del galardón lo cual más bien debe incomodar a Vargas -si acaso le da una ojeada, desde su olimpo, a este escrito. Considero, como un deber, no obstante, referirme a las atrocidades de Vargas Llosa contra Fidel y la revolución cubana, puesto que prefiero la muerte a la cobardía del silencio. No me asusta -pero duele- saber como Marcela y la inmensa mayoría de los peruanos no estarán conforme con mis apreciaciones.
 Desde que Mario Vargas Llosa escribió “Conversaciones en la Catedral”, o a lo mejor antes, debió de haber recibido el premio Nobel.
 Este premio debería ser entregado por méritos literarios y no por inclinaciones ideológicas. Fue por la triste manera de ver al mundo y por sus barbaridades políticas, que el brillante novelista -según se dice- no fue galardonado. Parece ser que quienes deciden sobre esta merced se han vuelto conservadores o menos exigentes. Le otorgaron el Nobel de la Paz a Obama, quien aún no ha demostrado tener suficientes méritos y, ahora, a un disidente chino. Por muy justa que sea la honra a Mario Vargas Llosa, tal decisión se enmarca, al parecer, en esta nueva cultura derechista sueca.
Si el parámetro para dar esa distinción siguiese siendo las bajas notas ideológicas, Vargas jamás sería digno de semejante honor.
 En fecha reciente dijo: “Esta mañana he vivido esa sensación de asco e ira, viendo al risueño presidente Lula del Brasil abrazando cariñosamente a Fidel y Raúl Castro”. Esta aversión la tiene el Nobel de Literatura por Daniel Ortega, Evo Morales, Hugo Chávez, Rafael Correa y cuanto revolucionario exista sobre la tierra.
Marcela -quien es revolucionaria y admiradora de Fidel- hubiese preferido que no se dijera semejante tosquedad, pero se dijo y fue publicada en las leídas páginas del diario, ahora derechista, de España, “El País” y reproducida quién sabe en cuántos medios de derecha de este mundo que son los más leídos y numerosos. No es para nada un accidente de que estos dueños de la información del engaño perfecto resalten más las posiciones ideológicas y políticas del afortunado Nobel que sus méritos literarios.
 No le agrada al célebre escritor la amistad de Lula con Fidel quien es objeto de reconocimiento por todos los líderes mundiales e intelectuales de mayor renombre: Mandela, Felipe González, Mario Benedetti, García Márquez, Julio Cortázar, el Rey de España e incontables y prestigiadas celebridades, de casi todos los premios Novel de la Paz y de la Literatura.
 La revolución cubana ha obtenido -y así lo reconocen los organismos especializados de las Naciones Unidas- logros extraordinarios en cuanto a desarrollo humano, abolición del racismo, acceso a la cultura, nutrición, protección a los ancianos y al medio ambiente y mortalidad materna. Cuba es el país más avanzado de la tierra en los índices de mortalidad infantil. Cuba ha contribuido a eliminar el analfabetismo en Bolivia, Venezuela y Nicaragua. Cuba ha operado con éxito a más de un millón de latinoamericanos de cataratas y otros males de la visión, incluyendo a miles de compatriotas de Vargas.
 A Mario Vargas Llosa -quien tiene un lucero literario en la frente y rechaza a Cuba y Fidel- no le produjo repugnancia abrazar al repugnante cómplice de Bush y Tony Blair en la guerra contra Irak que costó más de un millón de vidas inocentes, José María Aznar. Y le produce simpatía el terrorista cubano Luis Posada Carriles, responsable del crimen de un avión donde murieron casi un centenar de deportistas cubanos. Ninguno de los matarifes, ultraderechistas de este planeta azul le producen rechazo al exquisito escritor peruano.
 Sin duda, hay una feroz y descomunal desarmonía entre la luminosa creación del novelista con mayor estatura del Perú y sus fobias y simpatías ideológicas y políticas. Lástima.

DECÀLOGO DEL DOCENTE UNIVERSITARIO

DECÁLOGO DEL DOCENTE UNIVERSITARIO PERUANO

1.    Labora con dignidad, respeto, humildad, visión, responsabilidad, transparencia, rectitud y conducta irreprochable.
2.    Sirve a su país con la verdad y compromiso; sin distorsionar, ignorar, disminuir o amplificar la información por intereses particulares u otros fines.
3.    Se identifica con su universidad, ofreciendo cuanto sabe y puede hacer para su desarrollo  sostenible con excelencia, fortaleciendo su prestigio y protegiendo sus intereses.
4.    Ejerce la docencia, la investigación, la proyección social y gestión, con honestidad, dedicación y convicción, tomando decisiones adecuadas que conduzcan a un bien social y sin comprometer la libertad de criterio.
5.    Contribuye con la formación humanista y profesional de sus alumnos, en base a ética y disciplina; fortaleciendo la curiosidad, creatividad y el dominio de los medios para ser actores efectivos del desarrollo y bienestar social.
6.    Practica el compañerismo con respeto, cortesía, solidaridad y colaboración.
7.    Respeta y acepta los aportes de los demás y las decisiones del equipo, o de superiores jerárquicos, con la claridad y transparencia que hace constar la confianza y no la complicidad.
8.    Ejerce el derecho-deber del secreto profesional, con sólo las excepciones muy limitadas que se justifiquen moral o legalmente.
9.    Trabaja en equipo, facilitando la integración, la cortesía, la convivencia, la igualdad, el ejercicio de derechos y deberes, la libertad y la solidaridad.
10.  Se autoevalúa permanentemente y perfecciona en busca del crecer en calidad como persona y como profesional.
Fuente: Modelo de calidad de acreditación Universitaria – CONEAU    

domingo, 24 de octubre de 2010

Vargas Llosa: Premio Nobel.

Gustavo Espinoza. (NUESTRA BANDERA, especial para ARGENPRESS.info)
lunes 18 de octubre de 2010
El que el escritor peruano Mario Vargas Llosa haya sido galardonado con el Premio Nobel de la Literatura en fecha reciente, ha generado un gran debate en diversos escenarios.
En el calor de la discusión en torno al tema se han abordado diversos aspectos: la calidad literaria del escritor, la flexibilidad con la que se otorgan esos distintivos -en su momento Henry Kissinger recibió uno-, la circunstancia en la que ese Premio fuera otorgado, y hasta las concepciones políticas del autor de “Conversaciones en la Catedral” y otras obras conocidas en el ámbito internacional.
Más allá del reconocimiento formal a un escritor y a su obra, hay que tomar en cuenta, sin embargo, un hecho que se ha abordado más bien tangencialmente: la estrategia del Imperio, con relación Vargas Llosa y el manejo que se hace de su imagen en el escenario actual.
Porque, al margen de la mirada literaria o crítica con la que veamos sus escritos, se perfila el tema de las convicciones políticas del autor y el uso que hace de ellas en el marco de los problemas de nuestro tiempo.
Si quisiéramos resumir en pocas líneas aquello que más preocupa a la humanidad hoy y encontrar allí los puntos de definición del flamante premiado por la Academia sueca, podríamos aludir al modelo económico imperante, a los peligros de agresión y de guerra contra los pueblos, y a la insurgencia de proyectos nuevos en América Latina que ponen en riesgo la dominación imperialista.
Ante esos retos, Vargas Llosa responde no como un escritor de novelas, sino como el defensor de un sistema incompatible con la dignidad humana, la justicia y los intereses de las grandes mayorías. Y, por el contrario, asoma como un destacado exponente del pensamiento más reaccionario cuando no como uno de los más calificados voceros -en el ámbito intelectual- del “consenso de Washington” en las más diversas materias.
Vargas Llosa se inició en la política peruana integrando un núcleo universitario ligado al pensamiento marxista: el Grupo Cahuide, fundado por iniciativa de los comunistas en la Universidad de San marcos en los primeros años de la década de los cincuenta, cuando regía en un país sin esperanza la dictadura de Odría. Precisamente a esa época corresponde su obra “Conversaciones en la Catedral” en la que aparecen recordados luchadores sociales, como Félix Arias Schreiber, Lea Barba o Alfredo Abarca.
En la década siguiente, se identificó con la Revolución Cubana. Incluso con la lucha de los trabajadores. Yo recuerdo haber compartido con él un set de la televisión, en septiembre de 1967, cuando existía Unidad de Izquierda con derecho a un espacio electoral gratuito en el Canal del Estado. En esa circunstancia, nos presentamos ambos. El, para llamar al electorado a votar a favor de la candidatura de Carlos Malpica en los Comicios complementarios para una diputación por Lima, y yo para exhortar a la ciudadanía respaldar un Paro General de 24 horas decretado en ese entonces por el Comité de Defensa y Unidad Sindical.
Ciertamente en esa época Vargas Llosa seguía siendo un “intelectual de izquierda” aunque afloraba ya su crítica a Cuba que encubrió justificando sus diferencias por el “caso Padilla”. Se sabría después que su alejamiento del proceso cubano tuvo que ver mucho más con el destino del Premio Literario Rómulo Gallegos de las Letras venezolanas, que le confiriera en ese entonces el régimen de Acción Democrática en Caracas.
Darle la espalda a la Revolución Cubana fue sin duda el símbolo de su involución política. Porque a partir de allí, Vargas Llosa pasó a convertirse en un aguerrido defensor del sistema de dominación capitalista en todos sus extremos.
Y mientras más defendió ese modelo, más de alejó de la causa de los pueblos y de los trabajadores hasta asomar, a comienzo de los años 90 como el gonfalonero del shock neo liberal que pudo haber cumplido si Fujimori no le hubiera arrebatado la presidencia del país, ni robado el programa económico que había reservado a los peruanos.
¿En cuánto daño se ha traducido ese esquema de dominación para los pueblos? Baste saber que hoy en el mundo tres mil millones de personas viven bajo el límite de la pobreza y uno de cada seis es simplemente un mendigo. Baste saber que la riqueza de una sola persona equivale al Producto Bruto Interno de tres países de nuestra región. Baste saber que en Estados Unidos se gasta en alimentos para perros al equivalente de lo que se podría invertir en todo el continente africado para atenuar el hambre y la desnutrición.
Si la asimetría en el reparto de la riqueza es el símbolo de nuestro tiempo, es el silencio ante aquellas iniquidades lo que ha caracterizado el mensaje de Vargas Llosa en las cuatro últimas décadas de nuestra historia.
Pero eso es sólo una parte del tema. También está planteada la increíble guerra afgana y todas sus atrocidades; la intervención militar norteamericana en Irak, condenada hoy crecientemente por la opinión pública norteamericana; la política del régimen sionista de Israel contra los países árabes; el bloqueo yanqui contra Cuba y el cobijo de los servicios secretos norteamericanos a las bandas terroristas que operan contra el mundo desde Miami conducidas por Posada Carriles y sus cachorros; la vergonzosa condenada a los 5 héroes cubanos encarcelados desde hace doce años en las prisiones del Imperio.
En ninguno de estos temas el mundo ha conocido una sola palabra sensata dicha, o escrita, por Vargas Llosa.
Probablemente por eso es que hoy se ha convertido en uno de los símbolos más definidos en el enfrentamiento a las alternativas libradoras que surgen en nuestro continente.
Originalmente no tuvo Vargas Llosa una actitud negativa ante el proceso antiimperialista de Velasco Alvarado, lo que confirma la idea de que su prédica por la “irrestricta vigencia de la democracia representativa” es más bien discutible. Pero sí le declaró abiertamente la guerra a Cuba con odio creciente. Y, a partir de allí, enfiló sus baterías contra el proceso de transformaciones revolucionarias que se opera en Venezuela, contra los cambios en el Ecuador, y en Bolivia. Y también sus reservas ante otras experiencias latinoamericanas sucedidas en Brasil, Chile, Argentina o Uruguay.
En todos los casos, la línea de Vargas Llosa ha sido una sola: la hostilidad ante los avances de los pueblos y el anhelo de preservación de los privilegios de los ricos. Eso, no se puede negar.
Por eso se equivocan quienes, aturdidos por la propaganda imperante, se detienen en “los méritos literarios” del galardonado, y pierden de vista el papel del escritor en nuestro tiempo.
Vargas Llosa es una clara carta del Imperio. Y va a ser usada en su momento contra todos.
Que a nadie sorprender que el flamante Premio Nobel asome después como el candidato presidencial de la derecha peruana para unir en un solo haz al hoy fragmentado -y en derrota- segmento conservador.
Aunque lo ha negado en sus más recientes declaraciones, bien sabemos que en materia de esas definiciones, quien tiene la palabra no es el títere, sino el titiritero. Y este maneja los hilos desde lejos.
Mario Vargas Llosa, al margen de su obra literaria, tiene su nombre escrito en la estrategia del Imperio.


sábado, 23 de octubre de 2010

OBRAS INMORTALES: ESENCIA DE COMENTARIO

1.  OBRA: EL CATACLISMO DE DAMÓCLES (G.G. MARQUEZ)
TREMENDO LLAMADO A LA FILOSOFÍA DE LA VIDA FRENTE A LA CONTRADICCIÓN DEL HOMBRE EN LA LUCHA POR LA PERMANENCIA  Y DESAPARICIÓN DE LA ESPECIE HUMANA A PARTIR DE SU PROPIA ACCIÓN EN EL DENOMINADO HOLOCAUSTO NUCLEAR. ESCALOFRIANTE DESCRIPCIÓN DE LO QUE CUESTA LA CARRERA ARMAMENTISTA MIENTRAS HAYA MILLONES DE PERSONAS QUE SUFREN HAMBRE, DESNUTRICIÓN, FALTO DE EDUCACIÓN, SANEAMIENTO BÁSICO, ETC., TERMINANDO CON UNA FORMIDABLE ARENGA PARA UNIRNOS A LA LUCHA CONTRA EL ARMAMENTISMO, SIN OLVIDO, PERO SIN VENGANZA.

2.  OBRA: EL MITO DE LA CAVERNA (Platón)
ES UNA METÁFORA QUE DESCRIBE LA SITUACIÓN DEL HOMBRE RESPECTO AL CONOCIMIENTO, PRECISANDO QUE A MENOS INSTRUCCIÓN MENOS MEZQUINDAD Y QUE LASTIMOSAMENTE RESULTA SENCILLO PERCIBIR LAS COSAS MATERIALES PERO QUE TARDE O TEMPRANO REFLEJAMOS CON ELLO UNA PROFUNDA IGNORANCIA. EN ESTA DICOTOMÍA, LA FILOSOFÍA SE PRESENTA COMO  ALTERNATIVA EN TANTO EL DESTINO DEL HOMBRE ES EL MUNDO DE LAS IDEAS Y NO EL FÍSICO, EL HOMBRE Y SU LUCHA POR  LA VERDAD.

3.  OBRA: LA CIUDAD DE DIOS (SAN AGUSTÍN)
LA OBRA ES  UNA CLARA APOLOGÍA  A LA IGLESIA CRISTIANA QUE DE SEGURO FUE ATACADO Y LA LUCHA EN LA BÚSQUEDA DE LA PAZ POR CUALQUIER MEDIO, AÚN A PARTIR DE A GUERRA.  SÓLO SIGUIENDO LA PALABRA DE DIOS SE  PUEDE ENCONTRAR LA PAZ, PUES SE LIBERARÁ EL  ALMA, AUNQUE NO DEL CUERPO, ASÍ SE FORMAN LOS ÁNGELES  FELICES (ESPIRITUALIDAD)  QUE ES LO QUE EL LLAMA CIUDAD DE DIOS Y LA OTRA CIUDAD ES LA CARNAL FUNDADA EN EL AMOR A SI MISMO (FÍSICO).  

4.  OBRA: APOLOGIA DE SÓCRATES (SAN AGUSTÍN)
ES UN DILEMA A DESICFRAR SI SÓCRATES O FUE UN TESTARUDO O UN HOMBRE FIE A SUS IDEALES, PUES PUDIENDO SALIR AIROSO DEL JUICIO, NO LO HIZO Y QUE AL DECIR QUE EL  “SOLO SABE, QUE NO SABE NADA”; BUSCABA ESCUCHARSE ASÍ MISMO, CREER EN SU VOZ INTERNA AÚN CUANDO ELLO LE SIGNIFIQUE PERDER AMISTADES E INCLUSO LA VIDA.